miércoles, 27 de agosto de 2014

Carioquidades: la higiene




Una de las cosas que más enorgullecieron a los cariocas una vez terminada La Copa fue que los extranjeros mencionaran la higiene como una de las características más llamativas de los brasileños. No sé cómo será en otras ciudades del país, pero en Río es verdad que la gente es extremadamente pulcra. 


Lo sé, suena raro, pero lo digo totalmente en serio: aquí no es extraño entrar en un baño público y que alguien esté utilizando el hilo dental delante del espejo. También es habitual encontrar un pequeño lavabo en los restaurantes, sin necesidad de entrar al cuarto de baño, para lavarte las manos antes de comer. 


Visto lo visto, la higiene (porque ese mismo cuidado que tienen consigo no lo tienen con la basura ni con sus calles, por cierto, aunque ese es otro tema) viene siendo religión, y aprovecho para contaros algunos detalles que me llamaron la atención al respecto.


Mi favorita. La lógica del eslogan es aplastante.
Los productos de higiene se venden en las farmacias/droguerías. Y no os podéis imaginar la gran cantidad que hay por la calle. Drogasmil, Pacheco, Drogasil o Peixoto son las primeras que se me ocurren, pero es que realmente hay muchísimas. Aunque estos establecimientos también venden medicamentos, lo primero que llama la atención son los lineales de jabones, cremas, champús, etc.



Hablando de jabones, los cariocas no utilizan gel de ducha. Sí, en las "drogarias" puedes encontrar algún jabón en crema o gel Dove, pero lo normal es ducharse con una pastilla de jabón. Hay muchísimas marcas y tipos de jabón: exfoliantes, hidratantes, nutritivos, con aroma o sin él, con glicerina, antisépticos, para el acné o para la psoriasis, especiales para hombres (esto me hace mucha gracia, porque hasta la pastilla tiene los contornos más rectos; ya sabéis, porque a los "hombres de verdad" no les gustan las pastillas de jabón redondeadas) de marcas nacionales o de importación... En serio, es todo un mundo por descubrir y una costumbre que no se tarda en adoptar y que, en la medida de lo posible, quiero llevarme de vuelta a España. Mis favoritos, los de un par de marcas brasileñas "de toda la vida": Granado y Francis.  Aunque algunos jabones tienen líneas completas con sus perfumes a juego, yo diría que no levantan tantas pasiones: teniendo en cuenta que los perfumes atraen los mosquitos (y que aquí terminas acribillada como te descuides), es casi mejor evitarlos. Y algunos jaboncitos ya tienen un aroma bastante penetrante.


Otra cuestión muy brasileña (y ahora ya entramos en terreno escatológico, avisados estáis) es cómo utilizar los sanitarios. Aquí el agua de los inodoros tiene muy poca presión. Además, el papel higiénico es, como lo diría, distinto. Se desintegra de otra forma. De ahí que en la mayoría de baños públicos haya un cartel pidiendo que no se tire el papel al váter, sino a la papelera. Y lo primero que piensas es "menuda guarrada", pero luego cuando ya has tenido un par de contratiempos en casa decides que "allá donde fueres, haz lo que vieres" e instalas La Papelera (aunque en los cartelitos pone que es por la cuestión ecológica de ahorrar agua, yo os digo que es porque el papel se queda flotando ahí para siempre jamás).


Lo sé, es extraño, pero "a gente" somos así. En mi gimnasio supermolón, por ejemplo, además de la papelera, hay aros de papel para que puedas sentarte cómodamente en el tronito y guantes-bolsa de plástico, de modo que, para limpiarte sigues estos pasos: te pones el guante, coges el papel, te limpias, das la vuelta al guante (como si fuera la bolsita recogecacas del perro), lo atas y lo tiras a la papelera (y te lavas las manos antes y después, por si acaso). Ya os digo que hay costumbres que al principio sorprenden. Es verdad que mi gimnasio tira más bien a pijete (en las duchas hay expendedores de jabón, champú y acondicionador), pero lo que os cuento no es una excepción, sino la norma.


Y ahora, una vez finalizados los menesteres íntimos, os cuento cómo funciona la higiene en casa. Por ejemplo, una cosa que como española llama la atención es que aquí no hay fregonas ni cubos con escurridor, sino que se friega a la francesa: mojas un trapo, lo escurres, lo enroscas alrededor de un cepillo parecido a los de limpiar los cristales y con eso frotas el suelo. En cuanto a la limpieza de las superficies, el producto estrella es el alcohol: lo tienes de 46, de 70 grados o incluso más. El pobre perro se pone a estornudar como un poseso cada vez que lo uso; cualquier día va a terminar borrachino...



Seguro que se me olvidan un montón de detalles relacionados con la limpieza y la higiene (como los distintos tipos de depilación, que algunos dan dolor solo de leer la descripción en las tablas de precios), pero con estos pocos seguro que os váis haciendo una idea de lo distinto y chocante que puede resultar Brasil al principio... Ya os seguiré contando.


2 comentarios:

  1. me ha encantado este post! En Lima crecí con jabones y papeleras, lo del gel era una cosa que mi mamá pedía a la familia y amigos de España y era una rareza!!! Ahora acepto el gel, pero que no me quiten la papelera, me pongo muy nerviosa cuando entro a un baño que no la tiene!!! xD

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    1. ¿Ah, sí? Yo pensaba que era algo exclusivo de Brasil. Qué curioso... Me encanta esto de conocer otras costumbres, es de las mejores cosas de llevar una vida nómada. ¡Muchísimas gracias por comentar, Remorada! Un abrazo.

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