miércoles, 2 de octubre de 2013

Mi problema con los procedimentales



Ayer, mientras veía el arranque de la nueva temporada de The Good Wife, no podía dejar de pensar que el caso de esta semana, el recurso de apelación sobre un preso en el "corredor de la muerte", estaba trivializando algo tan serio como la vida de un ser humano. No os engañéis, por lo demás el episodio me gustó mucho y me dio exactamente lo que esperaba, pero me hizo reflexionar sobre esta cuestión. Y llegué a la conclusión de que ese probablemente sea el motivo por el que no me gustan las series procedimentales.


Como no las veo, no soy quien para juzgar su calidad, pero entiendo que si todas esas franquicias de CSI y similares siguen en antena es porque son buenas series. Creo que el único procedimental "típico" que seguí en los últimos tiempos fue Bones, que ya sabemos que tampoco es un dechado de virtudes, y si lo veía era más por las relaciones entre los personajes que por los casos en sí, así que mejor no ponerla como ejemplo de nada. Entonces, si partiéramos de la base de que son buenas series, ¿por qué no puedo con ellas?


Estas series utilizan la muerte y el crimen como excusa para arrancar las tramas. No importa quién era la víctima o sus familiares o sus circunstancias y si estas cuestiones llegan a destacarse es solo en función de su relevancia para la investigación. Ya sabemos que The Good Wife es una serie de grises, con unos personajes complejos lejos de las dicotomías buenos-malos que encontramos en otras ficciones, pero la frialdad con que perseguían sus intereses profesionales en el episodio de este domingo me resultó chocante. Me pareció terrible que utilizasen las últimas horas de un condenado a muerte para desarrollar una trama con guiños cómicos y que la tensión generada fuera más por el trabajo de los abogados que por la vida que estaba en juego.


Así que creo que por eso no me gustan los procedimentales (ni las series ni los libros; tampoco he sido nunca fan de Christie o Conna-Doyle). No es un problema de género, porque hay series policiacas que he visto con gran interés, como The Wire, Engrenages o últimamente, Broadchurch. Sin embargo, en todas ellas se da importancia a los casos, no son una mera excusa para que alguien más listo y más guapo que nadie luzca sus habilidades en pantalla. Hay tiempo suficiente para explorar las distintas caras de lo ocurrido y, como no es necesario cerrar el caso en unos pocos minutos, se puede dar importancia a las personas afectadas. Y eso las convierte en ficciones más ricas y más humanas.

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