lunes, 23 de septiembre de 2013

Las invasiones bárbaras: los amigos de Rémy



Tengo una historia rara con la peli que he visto este sábado. Había intentado verla dos veces anteriormente, y en ninguna de ellas lo conseguí. La tenía por ahí aparcada, así que era un buen día para darle la oportunidad definitiva. Y creo que ha merecido la pena.


Las invasiones bárbaras es una película franco-canadiense de Denys Arcand, ganadora del Oscar a la película de habla no inglesa en 2004, entre muchos otros galardones.


Aunque se trata de la segunda parte de una trilogía, yo no he visto ninguna de las otras películas y, la verdad, tampoco creo que sea necesario (aunque ahora me pica la curiosidad y probablemente acabe buscándolas). En este film, Rémy (interpretado por Rémy Girard) es un profesor universitario que, en la cincuentena, descubre que tiene un cáncer terminal, por lo que decide reconciliarse de alguna manera con su exmujer y con su hijo, que vive en Londres. Este último decide mover cielo y tierra para hacer que los últimos días de su padre sean lo más agradables posible y reúne a sus viejos amigos, intelectuales y descreídos, para que pasen juntos esos momentos finales.

El argumento no es especialmente original (de hecho, en algunos momentos me recordó a Los amigos de Peter) y la peli podría haber sido una melodrama lacrimógeno más, pero por suerte va mucho más allá. A pesar de que uno sabe cómo va a terminar y todo lo que va sucediendo tiende hacia ese momento final (no hace falta ni que avise de spoilers, desde el primer momento queda claro cómo va a terminar la película), hay escenas de una comicidad sutil y con bastante mala uva. La trama se desarrolla de forma natural a pesar de que todo el peso de la película recae sobre los diálogos y eso podría haberla convertido en un film muy denso. Estoy pensando ahora mismo en un monólogo realmente memorable que tiene el protagonista (¡los muslos de Irene Orsini!). Además, trata sin remilgos ni maniqueísmo ciertos tabús, como la eutanasia o el consumo de drogas, y eso es muy de agradecer.

En realidad, la peli trata muchos temas: las relaciones entre padres e hijos, la nostalgia por el pasado y el fracaso de los ideales, la amistad, la soledad y, como es lógico, la aceptación de la muerte, una muerte que planea sobre toda la película y que es aceptada con naturalidad... A pesar de que estos temas pueden parecer profundos, el film no resulta nada pesado de ver. Me ha encantado la forma en que retrata la amistad, me he divertido un montón con ese grupo de viejos cínicos y aburguesados, hablando de los tiempos en que aún tenían sueños.

Además, si queréis acostumbrar el oído al francés de Québec, esta es una oportunidad perfecta. Ya me contaréis qué os parece el acento de los protagonistas.



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